En una remoto poblado de este país africano, un aldeano, viejo y pobre, que tiene como única riqueza tres cabras, se llevó el gran susto cuando vio que en vez de una cabrita linda, había nacido una extraña criatura con rostro de niño.
El jefe de la aldea fue llamado de inmediato, y después de deliberar, el mandatario concluyó que los dioses estaban enojados, y por eso habían expresado su enojo con este nacimiento tan feo.
Además, dijo, el jefe, se debía de sacrificar la cabra humana y otras cinco, para que la paz vuelva a reinar en la aldea. Lo triste de este asunto es que, como lo indica la costumbre, la gente de la aldea no debe comer la carne de los animales ofrendados en sacrificio, por lo que ni siquiera este consuelo tendrán los aldeanos.
Aquí tienen dos fotos mostrando el fenómeno de la aldea ...
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