Hetty Green, la millonaria mendiga.Hetty Green fue hija de una acaudalada familia de Massachussets, dedicada a la explotación ballenera. A la muerte de su padre heredó casi un millón de dólares en efectivo, más otros cuatro bienes inmuebles y muchas inversiones. Pero a pesar de esa riqueza, vivía en casas de asistencias miserables, vestía andrajos y se trasportaba por Nueva York en el destartalado carromato de una granja avícola.
Para ahorrar en gastos de oficina, Hetty despachaba en el suelo de cualquier sucursal bancaria -las cuales la toleraban debido al dinero que tenía ingresado en ella-, rodeada de viejos belices llenos de documentos hechos bola y raídos.
En los albergues donde vivó nunca encendía la estufa ni se bañaba con agua caliente; comía latas de alimentos oxidadas (que conseguía casi regaladas), comía los alimentos más baratos que encontraba, como vegetales tirados en cubos de bausra y semipodridos, y cuentan algunas personas que la conocieron que una noche se la pasó sin dormir buscando un estampilla de 10 centavos que se le había perdido.
Cuando su hijo Ned se rompió una pierna, para ahorrar gastos decidió atenderlo en el albergue mismo donde vivían; como resultado de esto, al niño tuvieron que amputarle esa pierna, gangrenada y echada a perder.
Hetty Green desarrolló delirio de persecución y daba extraños rodeos para despistar a sus supuestos secuestradores. Murió durante una discusión con su sirvienta, cuando alegaban sobre las virtudes de la leche descremada. Dejó una fortuna calculada en 3,800 millones de dólares, a precio actual.
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