Óyeme, Firulais, mejor le regresamos su hueso a tu primo el San Bernardo, porque cuando se entere que se lo robamos de su plato, se va a enojar tanto que nos va a perseguir por todo el vecindario.
- !Nada, nada! Tú sigue hincándole el diente y no te eches para atrás, que está pero !bien sabroso! ...