Nicolás Maduro fue elegido recientemente presidente de
Venezuela, luego de que Hugo Chávez falleciera víctima del cáncer. Y si bien
Maduro era uno de los hombres más cercanos a Chávez —al grado de que fue el
vicepresidente durante los últimos años antes del deceso del presidente—, es
posible que se acerque una época de cambios para la nación sudamericana.
Pero quizá no como el que, de entrada, tiene el ámbito
deportivo del país, en particular el que se fomenta desde el gobierno y que a
partir de ahora estará encabezado por Alejandra Benítez, una joven odontóloga y
esgrimista de 32 años que fue designada por Maduro como Ministra de Deportes.
Sin embargo, este nombramiento ha causado revuelo por la
apariencia de Benítez, sumamente atractiva físicamente de acuerdo con los
cánones occidentales de belleza contemporánea: alta, rasgos finos, piel clara,
cuerpo discretamente voluptuoso y ese toque caribeño —los ojos grandes, los
labios carnosos— al que también se le adjudica cierto encanto.
Pero contrario a lo que podría pensarse, la mujer no ha
alcanzado dicho puesto por su presencia física. Según medios locales, la
precede una amplia trayectoria política en las llamadas filas del chavismo,
gracias a lo cual el año pasado fue diputada local y desde hace varios promotora
del deporte. Por otro lado, uno de sus opositores, Miguel Pizarro, asegura que
Benítez es “una joven muy radical que llega en un momento muy delicado”.