Estoy pensando seriamente en traer de nuevo a un perro.

Cuando se murió mi amado perro "Capitán" me quedé tan triste que no quise saber nada más del mundo canino, de huesos, ladridos y narices frías, ya que todo esto me recordaba a mi mascota tan querida.

Por eso, decidí mejor comprarme una culebra, verde y grande, que resultó tan cariñosa como mi perro fallecido, pero con un problema: cada vez que me ve y que está cerca, me trata de besar con mucho afecto, pero como no calcula su intensidad me acomoda cada mordida que ya me ha dejado el rostro como mapa de bucanero.

Es por eso que he estado pensando seriamente en mejor volver a tener un perro como mascota, y a la culebra ir la a dejar a la selva para que allá bese a todo aquel que quiera (... o que se deje...).