En el primer caso, haciendo sus ejercicios de calentamiento antes de un ensayo para una presentación de jazz moderno, la bailarina necesita estirar todos sus músculos, y lo hace apoyándose en una silla.
En el segundo caso, un curioso habitante de Thailandia tiene muy elástica la piel del rostro, al grado de presionar los dedos un poco y hacer unos grande pliegues en toda su cara.
!Sorprendentes los dos!
(Continúa viendo lo que he publicado, picándole donde dice: "Entradas antíguas" aquí al final, al lado derecho).