El martes pasado, luego de salir un poco tarde de la escuela, estaba sin saber qué hacer para divertirme, así que me monté en mi auto color plata (el rojo y el negro tengo varios dias que no los camino...); salí a la carretera a imprimirle fierro al motor, hasta que rugiera furioso y potente, y así literalmente volé sobre el asfalto por más de media hora, sintiendo la velocidad en mi rostro y la vibración del camino en el volante. En el estéreo de 6 bocinas, sonaba "50 Cents" en todo lo alto. Después, regresé con la sangre brincándome en las venas y guardé el auto en su sitio.
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Más tarde, hice los deberes con mucho ánimo ...
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! Piró, paisa... piró !